José Ignacio Delgado
Bálsamo Cervantino
El "Discurso de La Edad de Oro" reafirma en estos tiempos su mensaje humanista .
El Texto: Nunca como hoy me ha parecido tan pertinente volver la mirada a ese milagro literario, siempre acogedor, que es el Quijote. Soñó el Manco de Lepanto con un hidalgo español que soñaba ser un héroe en los tiempos legendarios que glosaban las novelas de caballerías. Y aquella mirada entre tierna e irónica, pero siempre compasiva, adquiere una insospechada dimensión en esta época de confusión y angustia que vivimos. Don Quijote, conmovido ante la sencilla hospitalidad de unos cabreros, da rienda suelta a su añoranza por un mundo ideal que acaso solo existió en su imaginación, y construye uno de los más bellos monólogos literarios nunca imaginados. Y es precisamente en épocas aciagas como la presente, cuando es posible apreciar en todo su esplendor la carga de idealismo contra una sociedad corrupta y en decadencia (cada cual establezca posibles paralelismos) que Cervantes, gran soñador desencantado, deslizó bajo la aparente caricatura. Poco después de publicada, murió Don Miguel tras una vida no demasiado venturosa. Y el paso del tiempo ha fundido la figura del soñador y de su personaje soñado en un solo ser mitológico, sabio y bondadoso, que al cabo de cuatrocientos años (y seguramente por otros tantos más), sigue consolando a los seres humanos en sus momentos de tribulación.
El Contexto Sonoro: Solo escuchar los primeros compases de "La Serenissima" (The Book of secrets, Loreena Mckennitt), predispone el alma al viaje musical. En este tema, la eterna peregrina silencia su voz exquisita y construye un plácido paseo instrumental (ella toca el arpa) sobre el que no es difícil ajustar otra voz, la del Cervantes/Quijote imaginado. Abundan en la música de Loreena las incursiones en lo celta y en lo árabe, en el Camino de Santiago y en el lejano oriente que conoció Marco Polo, en la Alhambra..., para crear un crisol único de influencias, rico, diverso y, en cualquier caso, siempre elegante.